Hoy en mi ciudad huele a otoño. Un viento huracanado ha
sacudido los árboles y cuando he bajado a la calle, las aceras estaban llenas de hojas de platanero, hojas
sin vida, marrones y ocres, secas, arrugadas y sucias que contrastaban con un sol
radiante y un cielo claro, totalmente despejado de dudas. Inexorablemente, un
día más se había impuesto.
Pongo atención en el paseo con mis perros esta mañana en un árbol joven, platanero también, cuyas hojas tenaces se resisten agarrándose a las ramas, bailando con ellas... Es la única manera, me digo... Es la única manera de sobrevivir este día, sobrellevar este otoño...
A punto de los cincuenta, en el otoño de mi vida, observo cómo, inexorablemente, un día más se ha impuesto.
Pero si estás en la mejor edad de la vida, guapa como siempre y madura para escoger bien, para saber lo que vale la pena. Vamos Mar que lo que te queda por vivir es la mejor parte
ResponderEliminarCreo sinceramente Mar que queda mucha primavera dentro de tí. Preciosa entrada a ese otoño que ya está entre nosotros. Permíteme que te ofrezca un haiku otoñal de mi cosecha, que habla de esas hojas muertas:
ResponderEliminarDe ocre vestidas,
van danzando en el viento
mil mariposas.
Un abrazo.
El otoño tiene gran encanto, es la primera alzada de la naturaleza para renovar su belleza, llegar a 50 es maravilloso, estás llena de vida y tienes en tu mente y tu corazón lo mucho que has disfrutado del mundo y lo preparada que estás para disfrutar mucho más.
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