En el hospital, después de reconocer el cuerpo me dieron la
caja con todo lo que llevaba puesto cuando la encontraron. Yo no llegué a
tiempo para verla así, vestida con una camiseta azul y unos tejanos, llevando
aquellas bambas… Yo llegué demasiado tarde… Yo sólo vi su cara cuando el
encargado de la morgue levantó la sábana. Yo no vi su cuerpo suspendido en el
aire.
Y ahora, ya en casa, entro en su habitación y me siento en
el borde de la cama.Tengo la caja en mi regazo, la destapo lentamente, sin llorar, amando esos objetos que
recorro con cariño con mis manos. Detengo mi mirada en las bambas rojas y
contemplo que estaban demasiado sucias, con restos de fango y más... ¿Cómo
salió con estas bambas? ¿Por qué no me
pediste que te las lavara? ¿Cómo no me di cuenta? ¿Por qué…?
Las bambas me caben. ¿Recuerdas? Calzábamos el mismo número,
pero nunca nos intercambiamos zapatos. Estilos muy diferentes. Tal vez un día
baje a la calle con ellas; pero descuida, no pienso lavarlas. Así te siento más cerca hija.
(Aclaración para los del otro lado del charco: aquí llamamos "bambas" a todo tipo de zapatillas deportivas)