martes, 20 de abril de 2010

VISOR'10. DONES D.O.


 
El sábado tuve el placer de asistir a la VI Jornada Literaria de Visor. Digo placer, porque placer fue, no por la frase correcta y sobada. Iba muy predispuesta a ello, es verdad. Aun contramarea de toda la marjeada que hay en estos momentos de mi vida. Llevaba toda la semana ilusionada como una cría con una excursión del cole. Y nada, nada, me defraudó. Bueno sí, el señor alcalde. Que no levanté la mano para decirle cuatro cosas porque no hubo turno de palabras. Que no tengo mucho sentido del humor, o que cuando lo tengo es más bien negro, ya lo sabéis los que me conocéis. Y eso, que no busqué un aparte, pero por respeto a José Luis quien me invitó (maestro de ceremonia donde los haya y cerebro masculino organizador de esta jornada literaria de mujeres). No busqueé un aparte digo, pero es que la hubiera liado mucho. Le hubiera dado un par de hostias bien dadas, que ese hombre es lo que necesita para despertar a este mundo. Lo salvó también que nos dejara la sala.

En fin, yo fui a escuchar a mujeres escritoras y, desde luego, hubo mucho y muy inteligente y muy provechoso para escuchar sobre literatura, sobre mujeres y sobre la vida misma. Unas me llegaron más que otras, como mujer mortal al cabo que soy.

Con Berta Marsé aprendí muchísmo. Fue clarísima exponiendo, pese a que, muy modesta, nos confesó lo mal que llevaba lo de hablar en público. Muy, muy modesta. Una lección de humildad para todos los que allí estábamos para aprender. Citó a mi querido Faulkner y a mi adorada Virgina Woolf. ¡Que la misma V. Woolf dijera que "leer a los clásicos es humillante pero esencial"! Cuando yo leo a V. Woolf, una gran clásica... No es que sea humillante, sino que directamente me iría a prender fuego a todo lo que he escrito. El decálogo de Onetti para el perfecto cuentista, ¡una joya! Para leérlo todos los días, para colgárselo delante del ordenador, donde escribo. Y la imagen de Marsé sobre el mosntruito (nuestra creación, relato, novela, poema, lo que escribamos) que peinamos y peinamos hasta dar por finalizado, genial. Cuidado, nos advirtió, la perfección no existe, ¡no vayamos a dejarlo calvo!

Con Lolita Bosch, la magia de Méjico se hizo realidad en la sala. Se nota que ha vivido diez años allí. Todo lo explicaba ella con una gracia, una simpatía, un desparpajo, que quizás tenga que pensar a dedicarse a la narración oral. Todas nos partimos de risa. Relevantes me parecieron las palabras sobre la importancia del detalle minúsculo, en la totalidad de la historia; sobre la empatía y la sensación de intimidad que el buen escritor es capaz de crear a través de un detalle único que pesca la atención del lector, que lo llama sólo a él en la intimidad de su lectura para que éste crea que la obra está hecha a medida para él y sólo él (o ella!). La escritora puso un ejemplo buenísimo: cómo sonaba una bata que vestía la practicante de su pueblo cuando iba a visitarlos al abir con una de aquellas llaves inmensas de otros tiempos la puerta del lugar donde los atendía. Nos hizo la onomatopeya, pero no era necesario, podía oírla. Y ahora recuerdo a Woolf, bueno a Ms. Dalloway. ¿Os acordáis de Ms. Dalloway pensando en las flores que ha de comprar? ¿Pudisteis olerlas?

Y luego las conferencias de la tarde. Que la de Riera, por ser quien es, me hacía una ilusión bárbara, podéis imaginároslo. Pero me quedo con las dos anteriores y con la de Isabel Núñez. Isabel nos habló de la "literatoxis", esa enfermedad de la literatura que algunos padecemos y de demonios, y de dolor y de un mundo paralelo al que vivimos, el que crea el escritor. Citó a muchísmos. Me quedo con las citas de Cixous, que para algo la jornada era sobre mujeres escritoras y ella, Cixous, sí creía (no sé si lo sigue haciendo) en una escritura femenina. Pero no porque hubiera temas de mujeres y libros para lectoras. Ella hablaba de una diferencia en la manera diferente de contar, de usar el lenguaje, hablaba de sintaxis femenina.

Con la de Marsé disfruté mucho, por lo bien estructurado de su discurso, por la sabia elección de las citas, por la inyección de ánimo que nos daba a todas las que quisiéramos escribir y ver algo nuestro publicado, por la lección de humildad y de elegancia de esta mujer...

Con la de L. Bosch me reí mucho. Es que todo el mundo se rió mucho, cosa sanísima ya sabéis; buenísimo liberador de tensiones y ejercicio físico donde los haya (más de quince músculos de la cara se mueven al reír!). Y aprender riendo, pasándolo bien es un método en que como enseñante creo y que suelo practicar con mis alumnos.

Con la de Isabel Núñez, casi me echo a llorar. Y es que me tocó la fibra sensible cuando habló de su dolor de infancia y del dolor en general, de cómo para algunos (aunque no es lo único y no debe quedar en eso) es el punto de partida. Citó aquí a Faulkner y la expulsión de los demonios. Pero también explicó cómo, aunque es cierto que el dolor puede ser a veces motor de creación, la escritura no es para ella simplemente terapéutica sino otra vida al lado de ésta.

Y hasta aquí literatura. De José Luis ya he dicho algo. Que fue un gran maestro de ceremonia. Pero no sólo eso; he comprobado que hay mucho trabajo, dedicación, ilusión en ese proyecto. Quiero por eso agradecerle el gran trabajo que hace cada año para que Visor salga adelante, para que todos (o debería decir todas, porque 100 mujeres o más contra unos 12...!) disfrutemos.
De la comida... Mmm. Es verdad que no soy muy exigente, pues como no me gusta cocinar y me veo cada día obligada a cocinar para mis hijos, todo me parece bien. Pero, de verdad, a mí me pareció todo riquísimo. Y lo mejor, lo mejor, los comensales. Me senté con Miguel Ángel, mi ángel de la guarda ese día, pues iba perdida al lugar, no tenía reserva en el restaurante... Y también en la mesa, estaba su amiga de La Rioja, Lidia, super abierta, dicharachera, divertida; Ángeles, también muy simpática, que nos habló de cocina y nos dejó con hambre por toda la pasión que pone en ella; Oxanna, bellísima mujer rusa, afable, dulce, un encanto; su marido encandilado como tortolito de los que ya no quedan escuchando cómo nos explicaba cómo se conocieron; y Charo, con la que también me reí muchísmo comentando la originalidad de las señales del lavabo para paralíticos (es que ahí cada uno veía una cosa!)y con la que regresé a BCN después de una aventura surrealista en la estación, que tuvimos que saltar la vía del tren y todo! En la mesa llevamos la voz cantante las tías que nos entendimos muy bien y que ya hemos quedado para hacer la competencia a José Luis el año que viene con Visor'5 (por lo de que éramos cinco) con una jornada picantita sobre escritoras de literatura erótica. ¡Prepárese, señor alcalde! Como usted dice que las mujeres estamos siempre por encima, estamos dispuestas a demostrárselo (no lo entienda al pie de la letra, por favor)

En fin, una jornada inolvidable.

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